domingo, 3 de mayo de 2009

Chicles!

Chicles: la diversión comestible que te daña la mandíbula y que cuando no comes nada, te dan fatiga. A pesar de todo esto, igual lo consumimos. Volvamos en el tiempo y recordemos qué sabores de chicles habían; solo menta y fruta, y ahora hay durazno, sandía, menta fuerte, menta ultrafuerte, citrus, manzana, y además tienen nombres raros que más que nombres de chicles parecen nombres de perfumes baratos.

Creo que mucha gente ha tenido mas de algún problema con chicles, unos leves y otros vergonzosos, pero al final dignos de contar.

Por ejemplo, cuando estás hablando de lo más bien con alguien (o muchos) con tu chicle en la boca y de repente se te sale... penoso!... aunque peor seria que le llegara a otra persona. O también cuando te los tragas, es como traumante porque desde muy chico te dijeron que se te pegarían en el estomago y uno se pasa mil rollos. Otra versión es cuando te quedas dormido con ellos, y despiertas al otro día y los encuentras en tu cara, o en tu sábana, pegado en tus manos o en tu pelo y solo se salen cuando los sacas con hielo. Algo mas cotidiano es que cuando haces globos con ellos, se te revientan en la cara; unos se te despegan altiro, y otros, bueno, solo salen resfregandolos.

Igual de molestoso es cuando los pisas o te sientas en ellos. Pero pensemos en la PERSONA que botó el chicle o que lo dejó en algún asiento; tenía que deshacerse de él y no encontró otro lugar. Por último lo hubiese dejado debajo de alguna mesa (ojo, escribí "por último").

En fin, un chicle es inofensivo, aparentemente, pero en algún momento te harán pasar mas de una vergüenza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario